La ansiedad y el estrés comparten síntomas, por ello es común confundirlos, sin embargo se necesita una evaluación psicológica adecuada para determinar cuándo hay que iniciar y dar seguimiento a una terapia efectiva.
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En México, al menos 1 de cada 10 personas viven con ansiedad generalizada, siendo la enfermedad de salud mental más común entre la población, seguida por depresión y adicciones. Al mismo tiempo, de acuerdo a cifras de la OMS, somos el país con el primer lugar en estrés laboral, también conocido como burn out. Lo que levanta una alerta importante sobre la concientización de la salud mental en el país.
El estrés es una respuesta natural y sana del organismo asociado a huida o lucha que debe gestionarse para que esta respuesta no escale a estados de ánimo más complejos como la fatiga, la ansiedad o la depresión.
La diferencia principal entre la ansiedad y el estrés tiene que ver con lo que desencadena y la duración. Por un lado, el estrés suele tener un desencadenante externo claro. Por ejemplo, una alta carga de trabajo, bullying, discriminación o problemas con un ser querido. La ansiedad en cambio, se define como una preocupación persistente y excesiva que, en la mayoría de los casos, no desaparece ni siquiera en ausencia de un factor estresante.
Es importante diferenciar uno de otro ya que el estrés puede ser una reacción de tu organismo que puede ser regulada por tí mismo, evitar la acumulación de estrés o la exposición a situaciones que pueden llegar a ser estresantes, puede ser una solución para evitar que ese estrés se convierta en un síntoma, es decir, un malestar más persistente que puede ser signo claro de algún tipo de ansiedad, tales como:
Ansiedad generalizada
Ataques de pánico
Fobias (temor a situaciones o cosas que no son peligrosas y que la mayoría de las personas no las encuentran molestas)
Mutismo selectivo (afección por la cual un niño puede hablar, pero deja de hacerlo súbitamente)
Ansiedad por separación
Existen diferentes estrategias de autocontrol que puedes intentar para manejar los síntomas de la ansiedad, estos son:
Actividad física
Meditación
Establecimiento de una dieta nutritiva
Adopción de rutinas con buenos hábitos de sueño
Sin embargo, si los episodios de estrés y/o ansiedad llegan a ser muy recurrentes o incontrolables te recomendamos acudir con un especialista que ayude a identificar la estrategia más adecuada para abordar el problema. Particularmente, en los siguientes casos:
Sientes que la preocupación interfiere significativamente en tu vida diaria, por ejemplo, causando problemas en tus relaciones interpersonales.
El miedo, preocupación o ansiedad causan tal malestar que te resulta difícil hacer tus actividades diarias, por ejemplo, evitando que te concentres en tus estudios o trabajo.
Dependes del consumo de alcohol u otras drogas para manejar o controlar el malestar causado por la ansiedad o estrés.
Sospechas que el origen de la ansiedad o estrés podría ser biológico, es decir que pudiera estar vinculado a un problema de salud física.
Tienes pensamientos o conductas suicidas. Si este es el caso o conoces a alguien en esta situación, busquen apoyo de inmediato. Existen servicios gratuitos como la Línea de la Vida (teléfono: 014)
Particularmente con la ansiedad, es necesario realizar una evaluación psicológica para disminuir los síntomas progresivamente hasta su eliminación e ir disminuyendo el impacto sobre la calidad de vida del paciente. Uno de los enfoques terapéuticos más utilizados es la terapia cognitivo-conductual, que se centra en cambiar los patrones de pensamiento relacionados con la ansiedad.
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Referencias bibliográficas: